Tus largos dedos
tomaban el pincel como a mi alma,
tu palidez le daba
vida a mi calma.
Bailando sobre el óleo,
la luz tenue de la habitación iluminaba tu negra mirada
tus rizos caían
inspirando maldad pero tu sonrisa decía lo que ocultabas
¡Oh, tu dulce sonrisa!
Como amaba verte
sonreír, amor mío.
Aquella sonrisa
escondía el toque de locura necesario en cada artista,
cargada de amabilidad
y una triste oscuridad.
¡Como amaba tu
oscuridad, amor mío!
Tus sombras se expandían
por todo el salón y escuchaba tu voz,
tu dulce voz tratando
de descifrar el misterio de la vida con una canción
y tus ojos, ¿Qué
tenían tus ojos?
Cansancio,
melancolía, tristeza,
quién sabe,
pues yo no lo sé y nunca pregunté.
La única pregunta que
me hago, amor mío, es,
¿Conservarás tú mis
dibujos?
Porque todavía yo
conservo los tuyos.
conservo los tuyos.