El vaso está servido, a veces
medio lleno, a veces medio vacío. Está ahí, sobre aquella desordenada y no muy
limpia mesa. Gota a gota, cada cubo de hielo se agota. Todo alrededor callado y
solo, como si nadie más fuera a derramar el agua, o en el mejor de los casos,
tomarla. Sin embargo, se acaba, se acaba y no emana. Afuera es de noche, casi
tan de noche como lo es adentro. Aquí no hay nadie, el salón está vacío y se ve
más lejos, más frío. Tan frío que quema, en los recuerdos, en los lazos rotos.
Una voz ronca que se desgarra a lo lejos, él tiene miedo. En los peores
momentos, ese es su secreto. Él siempre tiene miedo. El agua corre adentro, y
el vaso… El vaso se ha vuelto eterno.
viernes, 30 de octubre de 2015
sábado, 17 de octubre de 2015
Como en las noches.
Estoy tratando, tratando una y
otra vez, de verdad lo hago, poco a poco me acerco más a ser esta persona
desinteresada, menos intenso y más calmada, pero ¿a qué precio? ¿Acaso es esto lo
que quiero?.. Siempre agotado, siempre molesto. Tal vez todo es un juego,
quiero decir, ¿no es eso? ¿Cuál es el punto de todo? El trabajo, los estudios,
el esfuerzo, los amigos, las relaciones, la familia. ¿Por qué estoy
involucrado? ¿Tiene sentido seguir con ello? ¿Tiene sentido no sentir todo tan
intenso? Porque parece como si estuviera solo colgando, como si estuviera
vacilando en algún sitio.
Shh. Cállate Elías, cállate y duerme que no hay ningún demonio debajo de tu cama, eres solo tú otra vez, tú otra vez en el mismo maldito lugar, eres tú por las noches en las que no quieres dormir, eres tú, Elías. La mente jugando, la mente gritando. Es eso, no hay nada más. Eres tú sacando a relucir cosas que no existen, eres tú tratando de convencerte de que todo está bien por las mañanas y alargando lo más que puedes la llegada de la noche.
Parece que todos gritan allá
afuera, y tú solo quieres callarlos, detenerlos, apagarlos. Todos están gritando,
el mundo está gritando y quieres bajar antes de explotar, quieres poner tus
manos sobre el cuello tenso y sonarlo como si fuera el mar reventando en las
piedras, estirar tus omoplatos y tomar un último aliento antes de gritarles que
no estás enfadado, que está todo bien, que no estás triste, tampoco enamorado,
no es hambre, no es un mal día, no es una mala vida, no son las tres cervezas
que tomaste el otro día y tampoco la media caja de cigarrillo sobre la mesa, es
que, eres solo tú, siendo tú, como siempre, como en las noches.
miércoles, 14 de octubre de 2015
Nunca más.
Y nunca más
lo volví a sentir,
Busqué, y
buqué,
Con toda la
esperanza de volver
Volver a
donde estuvimos
Volver a
donde empezamos
Volver a
nosotros
Pero ambos
nos fuimos
Nos fuimos
demasiado lejos
Entonces comprendí
lo único que fue
Entonces comprendí
que te amé
Te amé como
no volvería amar
Ni siquiera
a ti
Te amé como
no se debe amar
Pero aun
así, yo te amé
También supe
que nos volveríamos a encontrar
Lo que jamás
imaginé
Es que esa
despedida
Sería nuestra
última vez
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