viernes, 30 de octubre de 2015

Miedos.

El vaso está servido, a veces medio lleno, a veces medio vacío. Está ahí, sobre aquella desordenada y no muy limpia mesa. Gota a gota, cada cubo de hielo se agota. Todo alrededor callado y solo, como si nadie más fuera a derramar el agua, o en el mejor de los casos, tomarla. Sin embargo, se acaba, se acaba y no emana. Afuera es de noche, casi tan de noche como lo es adentro. Aquí no hay nadie, el salón está vacío y se ve más lejos, más frío. Tan frío que quema, en los recuerdos, en los lazos rotos. Una voz ronca que se desgarra a lo lejos, él tiene miedo. En los peores momentos, ese es su secreto. Él siempre tiene miedo. El agua corre adentro, y el vaso… El vaso se ha vuelto eterno.

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