Hoy,
a mis 18 años de edad al fin cumplidos, me doy cuenta de que la vida a veces no
es tan horrible como lo imaginamos, hay veces en las que realmente vale la
pena. Hoy me doy cuenta que no necesito tener una copa en la mano y veneno en
mi venas para ser quién soy, de hecho, me aleja mucho de ser quién quiero. Me
doy cuenta que sin un trago también se puede dar la oportunidad perfecta, de
que mi mente funciona mejor en sus cabales. Que un momento de adicción puede
traer millones de arrepentimientos, y hay jóvenes que no saben esto, como yo no
lo supe por mucho tiempo, y es que cuando somos jóvenes creemos que nos comemos
al mundo cuando realmente volteamos, y miramos que el mundo nos ha comido a
nosotros en todo el tiempo que hemos estado “jugando a ser dios”, donde nuestro
pedacito de paraíso sé convierte en un pedazo de infierno. Hoy me doy cuenta de
que ir muy rápido a veces cansa, y es válido bajar la velocidad, no hay
problema alguno con tomarse un momento para respirar, que cuando luchas por
algo, terminas obteniendo tu recompensa, por mínima que sea, ahí está, y puedes
verla, puedes saborear el trocito de victoria que conseguiste, que para todos
significa nada, pero para ti significa algo porque no se trata de un sueño que
nunca vas a tener debido a que sigues pensando que todavía eres un niño, se
trata de una realidad que quieres conseguir porque ya eres un adulto dueño de
cada acto que trae una consecuencia, de cada decisión que dicta el orden de
como vivirás a partir de ese momento. Me doy cuenta de que por cada amigo que pierdes,
llega uno nuevo, y que siempre los viejos se acordarán de ti, porque un amigo
nunca falta. También sé que las familias nunca son perfectas, pero no tienes el
poder ni de elegirlos ni de cambiarlos, solo de amarlos tal cual como son,
porque son humanos, humanos que cometen errores, humanos que a veces no saben
manejar situaciones, humanos que no entienden muchas cosas y eso hace todo más
complicado, pero siguen siendo los humanos favoritos en tu mundo, a los que
quieres amar, y aunque pueda de que ellos no sepan amarte algún día, estás
dispuesto a enseñarlos a hacerlo. Me siento tan orgulloso de haber vivido todo
lo que viví hasta ahora y tan ansioso por saber que vendrá. Y doy gracias por
haber vagado a través de cada oscuro rincón donde ahora se encuentran personas
a las que puedo ayudar a salir. Y sí, sigo estando jodido, pero también aprendí
a mantenerme jodiendo.
Hoy
puedo decir que sé que es la vida, no es solo malos momentos, no es solo
sufrimiento, llantos, fracasos, no gira alrededor de un solo autoestima, sino
alrededor de muchos, tampoco es solo risas, comodidad y logros. No es el
momento donde tu amigo te da de probar un poco de droga, mucho menos el instante
en el que te haces daño, no es creer que lo sabes todo cuando no sabes nada, no
es esconderte para vivir y vivir para esconderte.
Vivir
es soñar, amar, observar, pero sobre todo, respirar, cosa que a muchos se les
olvida hacer, y todo esto se logra con la única decisión en mente de: vivir
libremente.