domingo, 16 de noviembre de 2014

Infierno.

Soy creyente de que la tierra es nuestro propio infierno, y no podremos irnos hasta que paguemos todo lo que hicimos aquí, si de la reencarnación venimos, a la reencarnación volvemos hasta con la justicia divina cumplir... 
El hombre, tan destructivo que se vuelve adicto a este lugar, sin importar que este lleno de quemadas entre cada paila, ya que por más que aquí se sufra, morir nadie quiere nunca.
¿Por qué amar cada pecado que la juventud trae con ella? ¿Por qué ser adicto a la lujuria, al deseo y a lo carnal? Porque no hay nada más reconfortante que pecar, porque no hay nada más vivo que sufrir y nada más muerto que la paz.

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