Ahí me encontraba yo, caminando para verte como si fuera la
primera vez que te veía en aquel lugar que solía odiar, sentí como mi estómago
dio vueltas, ¿por qué estaba tan nervioso? Quizá porque no había visto tu rostro
desde aquella, digamos, muy intensa conversación. Oh, vamos, ¿Qué puede salir
mal? Traté de convencerme para evitar el pensamiento de salir corriendo. ¿Y si
se iba en cuanto llegará? ¿Y si las cosas habían cambiado? ¿Y si yo había
cambiado? ¿Y si solo fue una noche? ¿Y si…? Bien, mierda. Ahí estaba y yo
todavía no había terminado de divagar, un momento, ¿Me estabas mirando? Mi vida se detuvo por un
instante de segundo, quiero decir, siempre te había mirado en ese mismo lugar
pero nunca te había visto mirándome, mirándome a mí como si fuera la única
persona que existiera en el mundo, y eso, eso simplemente era increíble, sentí
como si cada parte de mi piel se desprendiera y quedara mi alma en pena de amor
por ti, caminando sin siquiera pensarlo, desnudo, indefenso, sin nada que
evitara nuestro encuentro, quería correr en sentido contrario pero también
quería correr hacia tus brazos, quería llorar pero las ganas de reír no me
dejaron, quería gritar pero me silenció pensar en tu boca pronunciando mi
nombre, quería hacer pensar que era lo que quería hacer, sin darme cuenta de
que lo único que realmente quería estaba frente a mi ser.
Ps: Fue cuando sonreí por volver a sentir tu olor, lo que me hizo saber que era tarde, de nuevo.