sábado, 28 de noviembre de 2015

Puerta al infierno.

No los veas, anoche estuvieron lloviendo por toda la habitación.

No los veas, están cansados y hace mucho que apagaron su luz.

Sus ojos solían gritar verdades al mundo, verdades devastadoras, sus ojos eran como un millón de años en la oscuridad, sus ojos siempre iban y venían de un lado a otro, sangrando, con el peso de sus ojeras, con el peso del mundo y de las mentiras que decía con su boca. Oh, esa boca. Cada vez que hablaba los ojos gritaban. “Ayuda, por favor”. Nadie podía notarlo.

Esos ojos, que siempre iban vendados, tapados, que solían ver solo hacia adentro, pues prefería los monstruos dentro de su cabeza que los que habitaban a su alrededor. Sí, es cierto que también ocultaban mil quinientas mentiras diarias. Sin embargo, él sabía que era el peor de todos, no solo viviendo, sino también mintiendo. Él sabía que debía esconderlos, que nadie nunca debía verlos si quería seguir jugando a ser dios, a tener todo bajo control, a mentir con palabras, con caricias falsas. Él sabía que aquellos ojos, hablaban, que eran la puerta a su infierno, una puerta bloqueada.

Él tapaba sus ojos incluso cuando amaba, ya que en esos momentos, solo en esos momentos, no había forma alguna de hacer que su asquerosa boca mintiera, así que era mejor asegurarse de taparlos bien, porque cuando él amaba, dios moría y el diablo salía.

Foto por Abel Flores.

viernes, 30 de octubre de 2015

Miedos.

El vaso está servido, a veces medio lleno, a veces medio vacío. Está ahí, sobre aquella desordenada y no muy limpia mesa. Gota a gota, cada cubo de hielo se agota. Todo alrededor callado y solo, como si nadie más fuera a derramar el agua, o en el mejor de los casos, tomarla. Sin embargo, se acaba, se acaba y no emana. Afuera es de noche, casi tan de noche como lo es adentro. Aquí no hay nadie, el salón está vacío y se ve más lejos, más frío. Tan frío que quema, en los recuerdos, en los lazos rotos. Una voz ronca que se desgarra a lo lejos, él tiene miedo. En los peores momentos, ese es su secreto. Él siempre tiene miedo. El agua corre adentro, y el vaso… El vaso se ha vuelto eterno.

sábado, 17 de octubre de 2015

Como en las noches.

Estoy tratando, tratando una y otra vez, de verdad lo hago, poco a poco me acerco más a ser esta persona desinteresada, menos intenso y más calmada, pero ¿a qué precio? ¿Acaso es esto lo que quiero?.. Siempre agotado, siempre molesto. Tal vez todo es un juego, quiero decir, ¿no es eso? ¿Cuál es el punto de todo? El trabajo, los estudios, el esfuerzo, los amigos, las relaciones, la familia. ¿Por qué estoy involucrado? ¿Tiene sentido seguir con ello? ¿Tiene sentido no sentir todo tan intenso? Porque parece como si estuviera solo colgando, como si estuviera vacilando en algún sitio.

Shh. Cállate Elías, cállate y duerme que no hay ningún demonio debajo de tu cama, eres solo tú otra vez, tú otra vez en el mismo maldito lugar, eres tú por las noches en las que no quieres dormir, eres tú, Elías. La mente jugando, la mente gritando. Es eso, no hay nada más. Eres tú sacando a relucir cosas que no existen, eres tú tratando de convencerte de que todo está bien por las mañanas y alargando lo más que puedes la llegada de la noche.

Parece que todos gritan allá afuera, y tú solo quieres callarlos, detenerlos, apagarlos. Todos están gritando, el mundo está gritando y quieres bajar antes de explotar, quieres poner tus manos sobre el cuello tenso y sonarlo como si fuera el mar reventando en las piedras, estirar tus omoplatos y tomar un último aliento antes de gritarles que no estás enfadado, que está todo bien, que no estás triste, tampoco enamorado, no es hambre, no es un mal día, no es una mala vida, no son las tres cervezas que tomaste el otro día y tampoco la media caja de cigarrillo sobre la mesa, es que, eres solo tú, siendo tú, como siempre, como en las noches. 

miércoles, 14 de octubre de 2015

Nunca más.

Y nunca más lo volví a sentir,
Busqué, y buqué,
Con toda la esperanza de volver
Volver a donde estuvimos
Volver a donde empezamos
Volver a nosotros
Pero ambos nos fuimos
Nos fuimos demasiado lejos
Entonces comprendí lo único que fue
Entonces comprendí que te amé
Te amé como no volvería amar
Ni siquiera a ti
Te amé como no se debe amar
Pero aun así, yo te amé
También supe que nos volveríamos a encontrar
Lo que jamás imaginé
Es que esa despedida
Sería nuestra última vez

jueves, 10 de septiembre de 2015

Aguas.

Un día, en una horrible despedida, me dijeron que yo, en vez de hacer feliz, hacía pensar. Jamás me había sentido tan devastado como me sentí con aquellas palabras, posteriormente entendí que estaba bien. Que yo no quería hacer a nadie feliz a base de engaños, ni viceversa, yo quería ser real y luchar. Agradecí por eso, a pesar de que todo se hundía y mi barquito llevaba un agujero que dejaba al agua entrar, llegó un momento donde aprendí a nadar, y entonces supe que no necesitaba a alguien recordándome lo que valía, ahora yo lo sabía. Día a día, sabía que salía ahí afuera a luchar por hacer a alguien más pensar, y ese, ese era mi don. Yo no nací para lo fácil, yo amaba sumergirme bajo el agua y nadar hasta llegar a otros puertos, aunque costara, aunque me cansara, aunque me perdiera, aunque volviera a la superficie solo para ver que afuera también llovía ausencia, ira y muchísimo dolor, pero yo reía y volvía a mi destino. Muchas veces me topé con personas que nadaban tratando de llegar a ese puerto, muchos siguen, otros solo se hundieron. Pobres. No saben de lo que se pierden, ver el amanecer sentado en la playa, sentir las olas llegar mansas bajo tu pisada, y la brisa, la brisa calmada. El paraíso se encontraba al final y pocos lo lograban, sin embargo ahí me veo, sentado, respirando, feliz de encontrar mis cartas almacenadas en botellitas de amor, mis cartas que fueron no escritas para cualquiera, mis cartas que fueron escritas por mí y para mí. Estas cartas que cuando esté allá en el final, me recordaran todo lo que alguna vez logré solo para vencer el océano que suelo ser.

martes, 25 de agosto de 2015

Me debes, amor.

Todo es confuso, y oscuro, y frío. Mis tristezas se remueven en mis entrañas cuando cada herida recibe amor. ¿Es así como se sienten los cachorros después de sufrir en calles oscuras? ¿Es así como se sienten las mujeres abusadas cuando intentan volver a la carne? Como si quisiera, como si realmente quisiera creer pero no se puede, ya no se puede, porque duele, lástima, hiere y esto, esto me enloquece.

Oh, el amor, ya te he conocido, viejo amigo. Sé cuál es tu truco, sé que solo eres lindo al principio y luego eres el peor de todos los demonios, te conozco amor, te conozco tanto que te quiero lejos, te conozco tanto que cada noche antes de dormir, mi cuerpo se alerta ante tus buenas noches, ante tu cariño, ante ti. Mi cuerpo tiembla y trata de huir. Déjame, por favor, déjame aquí. ¿No ves que me duelen las piernas de andar y las manos de luchar? ¿No ves que mi sonrisa rompe en llanto con facilidad? No me arregles, no lo hagas, la última vez que lo intentaste fue peor el remedio que la enfermedad. Quiero mis manías, quiero mi soledad y mi depresión, quiero esto que me quiere a mí, quiero esto que me hace daño de principio a fin y no se esconde con esperanza y generosidad.  ¿Cuál es el punto? No tiene sentido, quiero decir, el ser humano no tiene sentido. Buscando felicidad al lado de otro imperfecto, buscando placer vacío y a veces lleno. Buscar para luego huir, buscar para sufrir, una y otra vez, una y otra vez. Estoy tan cansado de esto. Que ilógico y patético, quisiera dejar de ser humano, humano lleno de recuerdos y culpas. Y es que, es realmente patético, ¿sabes? Estar con alguien, a punto de empezar a querer y de repente, todo pasa, como una película, todo el sabor amargo se te viene, de regreso, como recordándote lo que podría pasar, trayendo caras del pasado para revivir rencores y temores. ¿Es que acaso no lo recuerdas? Cuando fuiste real, por primera vez fuiste real, cuando amaste, cuando luchaste, cuando lo diste todo por nada a cambio, cuando corrías para esconderte del mundo, cuando corrías tanto con tu acompañante de la mano, y corrías y jalabas, “vamos, por favor, sigamos” decías, suplicabas mientras sus rodillas vacilaban, “no caigas, mi amor, no caigas”, y entonces te preguntabas ¿de dónde salen estas fuerzas? Pero entre suplicas, reías, reías tan fuerte sin que nadie te contara ningún chiste, reías tan fuerte cuando recibías migajas, como un vagabundo a la orilla del puente, conformándote con lo mas poco, con lo más efímero que te hacía volar, eras una especie de adicto, un loco. Dabas pena, pero eso, nadie lo notaba porque todos lo llamaban ‘amor’, sí. Tenías hambre, mucha hambre, y le encendías, como a un cigarrillo cuando ana volvía, le encendías y fumabas, cada calada era como un bocado de vida, creías que te zaceaba, realmente lo creías, sin embargo no veías las ojeras, ignorabas la tos que te asfixiaba a mitad de camino,  y en algún momento, se volvió ceniza. Todo, todo menos tu tos. Cada caricia, cada beso, cada lágrima, cada sonrisa, los juegos, las llamadas, los apodos, los gemidos, tus manos, las mías, nuestras almas, pecho con pecho, vida con vida, los lugares ocultos, los lugares prohibidos que juntos visitábamos, mis gritos, tus silencios, nuestros miedos, esperanzas, sueños, todo era nada, incluso los recuerdos que ya no estaban. Menos la tos que siempre se agravaba.

No te escribo a ti, le escribo al amor, le escribo porque me debe mucho, me debe noches, me debe peleas, me debe tanto que la cuenta esta por ser cerrada.

jueves, 20 de agosto de 2015

Máscara.

Soy mis mil malditas caras, soy cada una de ellas.
Soy esto y aquello, lo que ves y lo que oculto.
Soy las risas del alba y el llanto de cada crepúsculo,
soy tan autentico como puedo y tan cambiante como el océano,
soy el actor más sincero en esta obra de teatro,
 jugando cada papel en el libreto
 haciendo los actos necesarios para cada aplauso,
pero aunque las flores de agradecimiento traigan esperanzas
también traen consigo
espinas y veneno que mata.

lunes, 3 de agosto de 2015

Orden de Restricción.

Y por alguna extraña razón, aquí me encontraba yo, soportándote una vez más, como si ya no hubiera sido suficiente. Cada conversación era peor, ninguna tenía sentido y todas terminaban dejándome cada vez más exhausto, de la vida, de este amor vencido que se había vuelto veneno, estaba malditamente exhausto de ti y tus pésimos chistes, de tus manías y tu extraño dormir, mis noches esperando que respondieras y tu desinterés, estaba malditamente harto de verte en la puerta, siempre dando un paso adelante y otro atrás, quedándote en el mismo lugar, burlándote de mí, burlándote de nuestros recuerdos que no se han vuelto más que tormentos, convirtiéndote en un asqueroso títere de tu eterna indecisión hacia la vida,  esa que no te dejaba avanzar y que te convertía en un triste y patético ser sin futuro ni destino, vaya, mi amor, que genial se siente llamarte así, de hecho creo que ni siquiera con mis apodos cursis hacia ti me había sentido tan sincero, y ahora, tengo tantas ganas de ser sincero contigo, porque como ambos sabemos, tu mereces todo lo mejor, entre esas cosas la verdad, y no había otra verdad más que esta: pareces una cucaracha arrastrándote, agonizando, creyendo que tu vida de fantasías te llevaría a algún lado, temiendo a cada uno de los demonios que te acechaban hambrientos, ocultándote de todo y huyendo, pero por mi parte, querida escoria mía, ya me harte de que estés siempre obstruyendo la entrada y salida a mi vida, así que hoy, decidido y cansado, te ordeno que te vayas, que te vayas a otros mares, que esta marea ya no te quiere cerca, que no está permitida tu entrada, te ordeno que vayas a infectar a otros débiles, porque ya yo me cansé de serlo, era suficiente con ser la sombra de mi familia como para también ser la tuya, así que desaparece, no volveré a esperar tu lástima o que algún día veas cuánto daño me haces y te detengas porque se supone que me quieres, vaya a saber Zeus a quién carajos quieres, es momento de que comience a quererme yo, es momento de que me preocupe el daño que me haces y que te detenga, que suelte tu brazo y agarré el mío como solía hacerlo, de borrarte de cada rincón de mí alma sin compasión alguna, hoy es momento de volar, y te advierto que si decides quedarte en esa maldita puerta, me lanzaré por la ventana, pueda que caiga o pueda que vuele, pero no seré yo el que sea aplastado por una casa fría y vacía, por eso, por eso y por todo lo que vivimos, hoy te digo, que si no entiendes siempre recuerdes: “algunos lo llamaron egoísmo, yo lo llamé amor propio.”

miércoles, 17 de junio de 2015

Hijos de Caín.

Venían por mí, los sentía siguiendo cada uno de mis pasos, acechando, y yo, tan débil y tan cansado, me descuide. Ellos están aquí, están furiosos y no dejan de gritar. Tengo tanto miedo de volver, pero de un momento a otro, todo se torna gris.

No hay escapatoria, no tengo a donde ir, solo estoy sentado aquí, pensando en detonar mi cabeza y volar mis ideas.

Amonet y Rá se manifiestan, se apoderan de estas manos y lo que hago con ellas, me hacen ver tan sucio como me siento y mis palabras se vuelven veneno, y la alegría se me vuelve ira. Soy una enfermedad mortal, una bomba de tiempo que destruirá todo, menos a ellos, ellos siempre estarán aquí, en este infierno al que pertenezco, aquí donde me quemo.

Que tonto fui al creerme en el paraíso, como si Dios aceptara de nuevo a ángeles caídos en su reino.

Soy ira, soy furia, soy lujuria.
Soy burla, soy mentiras.
Soy lluvia que quema e intoxica.

Entre tanto ser y no ser, soy lo que ellos dicen pero nunca quién quiero ser.

jueves, 21 de mayo de 2015

Cartas de des[amor]: Amando como nunca, amando como siempre.

12/04/15.

Amarte como te amo es algo increíblemente aterrador, y es que yo había aprendido a amar de muchas formas, formas inimaginables, amar sin ser amado, amar siendo odiado y rechazado, amar en silencio y a gritos, amar llorando y riendo, amar despacio, amar rápido, amar poquito y con cuidado, amar. Solo amar. Yo vivía guerras por amor, guerras que no todos aguantan, y amores que no todos entienden, pero tu amor, mi cielo, era otro tipo de amor, algo fuera de este planeta, no como venus o como una simple estrella, más bien era como esos antiguos dioses griegos a los que sacrificaban vidas, era así porque ya no podía verte, era así porque cuando quería hablarte cerraba los ojos, era así porque te sentía sin que me tocaras, porque mi fe era tanta que en sueños me guiabas.
Sí, tu amor vive en mi porque a pesar de todo, cada día al despertar siento como me quieres, cada día recuerdo mi promesa de sentirte aquí incluso cuando no estas, y se me ilumina la existencia cuando sales de mi desgraciada mente y entras en mi corazón, como recordándome que a donde quiera que vaya, siempre estarás aquí, en mi alma.
Gracias, por ayudarme a construir un cielo en este infierno, un cielo en el que tú y yo somos infinitos.

Con amor, y a veces un poquito de odio, Elías.

jueves, 26 de marzo de 2015

Cartas de des[amor]: Ironías.

Aquí estaba otra vez, donde me habías encontrado, en el fondo de la vida. Aquí donde me estabas dejando tirado, como si fuera una especie de devolución, solo que de este lado tampoco me querían y en el momento que me dijiste que estabas en la oscuridad, todo se volvió confuso porque ese era mi hogar desde siempre, pero aunque estuviéramos en el mismo sitio yo ya no te podía encontrar, ni sentir, ni tocar. Tú estabas en un aire diferente, un aire en el que yo no tenía permitido respirar, pero en este hueco en el que me dejaste, también tiraste algo más, los recuerdos, las sonrisas, las caricias e incluso nuestros malos días, como si fuera poco para mí, me dejaste cargando todo esto yo solo, como si fuera demasiado para ti, te libraste de todo, y aun así, sigues estando dentro de mí, porque sigo sintiendo todas las promesas que me hiciste, porque sigo sintiendo que estarás en todo lo que la vida me trae, porque sigo esperándote, como antes de encontrarte, sigo rezando por ti antes de dormir como lo hacía antes de conocerte, y también, sigo llorando un poco mi amor, que digo un poco, lloro como si mi alma saliera por mis ojos, lloro como si cada lágrima te fuera a traer de nuevo conmigo, lloro, lloro y lloro porque es lo único que sé hacer, lloro porque tú no estás, lloro porque no quiero creer que no me quieres ya, lloro porque no logro encontrar el defecto en mí, lloro porque mi vida no es vida sin ti, de hecho, solo he vivido los días que tú has estado aquí.

El amor, todos hablaban de él como un viejo amigo, incluso los que no lo conocían tenían el atrevimiento de mencionarlo, muchas veces escuché como decían “Si no te ama en tus peores momentos, no merece los buenos” y ahora entiendo, que yo te amo hasta cuando no eres tú, te amo cuando me ignoras, te amo cuando seranamente me dices que ya no quieres verme, te amo cuando me dices que estas sin dirección y sin sentido, te amo cuando dices que no cumpliste nada de lo que me dijiste, te amo cuando me dejas ir como si no te importara, te amo cuando no respondes a mis preguntas, te amo cuando me evitas, te amo cuando me gritas,  te amo cuando no me amas y te amo ahora, ahora que no estás, ahora que esto que llamaba vida se ha ido, te amo porque además de llorar, es lo único que me sale bien. Te amo aunque te escriba y no me leas, porque sé que no lo haces, sé que te preocupan otras cosas, sé que has estado luchando por la vida y yo, mi amor, yo sigo esperándote fuera de tu clase de las siete, y te veo cuando te marchas a tu casa a las diecisiete.

Cuán irónica es la vida, cuán irónica es la muerte, pues mientras tú luchas por lo que quieres, yo muero por quién quiero. 

jueves, 8 de enero de 2015

Posdata.

Ahí me encontraba yo, caminando para verte como si fuera la primera vez que te veía en aquel lugar que solía odiar, sentí como mi estómago dio vueltas, ¿por qué estaba tan nervioso? Quizá porque no había visto tu rostro desde aquella, digamos, muy intensa conversación. Oh, vamos, ¿Qué puede salir mal? Traté de convencerme para evitar el pensamiento de salir corriendo. ¿Y si se iba en cuanto llegará? ¿Y si las cosas habían cambiado? ¿Y si yo había cambiado? ¿Y si solo fue una noche? ¿Y si…? Bien, mierda. Ahí estaba y yo todavía no había terminado de divagar, un momento,  ¿Me estabas mirando? Mi vida se detuvo por un instante de segundo, quiero decir, siempre te había mirado en ese mismo lugar pero nunca te había visto mirándome, mirándome a mí como si fuera la única persona que existiera en el mundo, y eso, eso simplemente era increíble, sentí como si cada parte de mi piel se desprendiera y quedara mi alma en pena de amor por ti, caminando sin siquiera pensarlo, desnudo, indefenso, sin nada que evitara nuestro encuentro, quería correr en sentido contrario pero también quería correr hacia tus brazos, quería llorar pero las ganas de reír no me dejaron, quería gritar pero me silenció pensar en tu boca pronunciando mi nombre, quería hacer pensar que era lo que quería hacer, sin darme cuenta de que lo único que realmente quería estaba frente a mi ser.


Ps: Fue cuando sonreí por volver a sentir tu olor, lo que me hizo saber que era tarde, de nuevo.

sábado, 3 de enero de 2015

Mi mejor noche.

Siempre creí que sería a los veintidós, como decía aquella canción. Decidí ser paciente, decidí resignarme y no buscarte más, había entendido que simplemente no era mi momento, quiero decir ¿Quién podría fijarse en alguien como yo? Realmente estaba jodido, realmente mi vida no valía la pena, yo no valía la pena, ni el amor, ni las alegrías, no lo valía y estaba bien con eso, o al menos conforme, pero en la noche que menos esperaba apareciste, así como por arte de magia… Siempre estuve gritando mi ‘personalidad salvaje’, siempre estuve llamando la atención de todos sin darme cuenta de que tenía la tuya, fingiendo una corteza que no existía, una corteza que tú derrumbaste, entonces no me importaba nada, el miedo se había ido y ahora estaban tus besos, tus manos, tu cuello y mis labios, y te sentí, realmente te sentí, y por primera vez me sentí a mí mismo estando cómodo con alguien, dando en cada punto clave e inseguro de mi patético ser, era como si estuviera soñando, sentirse tan libre en una noche de besos apasionados, miradas profundas y toques con ternura, así, mientras mis labios desesperados  se encontraban en el intervalo que separaba nuestra respiración, mis manos trataban de tocar tu alma y mi cuerpo nervioso o quizás ansioso se encargaba de devorarte, de retenerte en aquel lugar, pero ¿Y mi mente? Que sorpresa me di al darme cuenta de que seguía aquí, luego sentí lastima de que no pudieras escuchar lo que ahí adentro se hablaba, tan calmado como la luna llena, aquellos pensamientos que me mantenían enfocado en una sola pregunta: ¿Qué canción te dedicaría? Dios, aquel momento necesitaba una canción, pero simplemente no encontré ninguna, ni siquiera las letras que estuve guardando de Elizabeth o de Lieb podrían describir lo que tú y yo vivimos en tan pocas horas. Fue tan efímero, tan placentero y tan lento al mismo tiempo que entonces me dije ¿Es esto real? Quiero decir, ¿tú eras real? Porque tenía el presentimiento de que desaparecerías con la luz del sol, y no te culparía si lo hicieras, de hecho, hubiera sido lo más sensato para ambos, sin embargo, apenas se habían movido las manillas de aquel reloj cuando ya yo estaba seguro de que no quería dejarte ir, porque eras tú lo que yo necesitaba, eras tú por quién recé cada noche antes de dormir, siempre fuiste tú. Definitivamente no eras como yo, no, tú tenías las fuerzas que a mí me faltaban y aunque probablemente no te merecía, no me importaba, no me importó porque te quería para mí, quería que esa noche fuese nuestra por siempre, no me importaba si esa sería la última de mi vida, o la primera, yo solo quería… que tu fueras mi mejor noche.