Todas tus promesas las creí.
Creí que no volverías a mentir,
creí que te quedarías aquí,
creí que no me volverías a herir.
Cuando dijiste que me amarías hasta
el final,
yo creí que lo harías tal cual,
pero estamos hechos de amarga
destrucción
y me entregue a ti, todo era por ti
y amé que tú fueras mi razón de
existir.
Yo estaba cargado de dulce veneno,
la juventud es nuestro tesoro eterno
donde siempre nos amaremos,
donde el jardín de mi vida florece
con tus besos
y vuelo, vuelo tan alto, mi cielo
que no me percaté de que en tus gustos
no estaba mi veneno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario